Hacía un año que no me tomaba un café en esta cafetería.
El
capuchino sigue sabiendo igual de bien. La silla sigue siendo igual
de incómoda. La camarera sigue siendo igual de maja. Aquí la única
que ha cambiado soy yo.
Hace
un año, la última vez que me tomé un café aquí, mi vida era lo
que se puede llamar un desastre.
La última vez que estuve aquí era porque
me había perdido un bus (en ese sentido sigo sin cambiar) y me
quedaban 4 horas de espera por delante. Tenía resaca, era domingo, y
estaba incomunicada del mundo, parece que los domingos la gente no
quiere saber nada de ti.
Por “suerte”, digamos, vino mi
entonces novio a rescatarme/recogerme. Pero yo ya me había tomado el
café entonces. Y a partir de ese café mi vida empezó a cambiar.
La noche anterior, de parranda, un chico
había insistido tanto en ligar conmigo que me había dado cuenta,
por fin, con mi estúpida autoestima adolescente, que le podía
gustar a alguien más que aquel cárcel de chico que era mi ex. Vale,
el chico en cuestión que me había permitido darme cuenta era el
típico chaval que se tatúa el nombre en un abecedario que no sabe
utilizar y de manera equivocada (de manera que en su pierna ponía
FRLP y no FRAN, aunque nunca tuve el corazón de decírselo y no era
exactamente a lo que yo aspiraba, pero cumplió su función en el
mundo como todas las criaturas. Me hizo darme cuenta que había un
mundo de personas ahí fuera y que no era tan horrible como para sólo
gustarle a una persona.
A partir de ahí mi vida cambió. Me fui escapando de la cárcel que era entonces mi novio, centrándome en
mis estudios y mis amigas, y por fin, logré el valor para plasmar en
palabras aquellos sentimientos que llevaba aguantándome dentro y no
le había expresado a mi entonces mejor amigo y ahora maravilloso
novio, Adrián.
Cuando
me bebí ese capuchino sentada en este mismo banco, hace un año, mi vida era
un puto lío. Ahora me considero realmente afortunada y feliz,
rodeada de gente maravillosa que me quiere por como soy.
Parece una tontería, pero es alucinante el
poder que tiene un café para cambiar tu vida,¿verdad?
Esto lo escribo desde la misma cafetería. Me
gusta la idea de ser una escritora de esas que se pasan el día en una cafetería. Todos te miran
bien.
PD: Este texto lo escribí hace casi dos semanas, pero al tenerlo en mi netbook que va a velocidades paleonlíticas he tardado en hacerme el ánimo de intentar publicarlo.
Espero que os guste, que os sintáis identificados, que os haga gracia..Que sigáis aguántando mis publicaciones bimensuales tontas, vamos ;)