viernes, 5 de abril de 2013

It's a wonderful, wonderful life.


Hay que darse cuenta de que la vida no va a ser siempre como queremos que sea. Que ahí fuera hay buenos y malos, gente que nos ayudará y gente que querrá vernos caer. Que habrán piedras, miles de piedras, y seguramente tropezaremos unas cuantas veces con la misma. Que no todas las mañanas va a salir el sol, y que cuando la vida se ponga a llover seguramente no llevaremos paraguas. Que como dice la famosa cita, “hay que aprender a bailar bajo la lluvia”. Hay que darse cuenta de muchas cosas. La vida no es rosa, ni azul, es el color marrón mierda aquel que nos salía cuando de pequeños mezclábamos plastilina de todos los colores esperando que nos saliera el arco iris. Pero hay que aprender a ver lo bonito en ese color marrón mierda.
Que después de cada subida hay una caída en picado. Y después de cada tormenta, unos momentos de calma. La vida es así.
Siempre tendrás el peinado más bonito de tu vida cuando estés a punto de acostarte. Siempre te tocará a ti la máquina de billetes que no funciona y te acabarás perdiendo el tren.
Hay que aprender a vivir con lo que la vida nos eche, disfrutar de lo pequeño, de los detalles bonitos. Poder poner los pies en el asiento de delante sin que te pille el revisor, un café caliente en las mañanas de frío, las duchas heladas en pleno agosto, despertar sin despertador. Observar esa sonrisa pillina que te regala una persona desconocida, que la del Mercadona te de cambio de más.
Hay que reírse de la vida, aprender a bailar debajo de la lluvia. Disfrutar del pelo mojado cuando nos dejemos el paraguas, valorar que el tren pasa más de una vez, ir más lentos para que cuando nos tropecemos con la piedra (sí, esa de siempre) por enésima vez, nos hagamos menos daño.

lunes, 18 de febrero de 2013

Lo que puede cambiar la vida de un café a otro.


Hacía un año que no me tomaba un café en esta cafetería.
El capuchino sigue sabiendo igual de bien. La silla sigue siendo igual de incómoda. La camarera sigue siendo igual de maja. Aquí la única que ha cambiado soy yo.
Hace un año, la última vez que me tomé un café aquí, mi vida era lo que se puede llamar un desastre.
La última vez que estuve aquí era porque me había perdido un bus (en ese sentido sigo sin cambiar) y me quedaban 4 horas de espera por delante. Tenía resaca, era domingo, y estaba incomunicada del mundo, parece que los domingos la gente no quiere saber nada de ti.
Por “suerte”, digamos, vino mi entonces novio a rescatarme/recogerme. Pero yo ya me había tomado el café entonces. Y a partir de ese café mi vida empezó a cambiar.
La noche anterior, de parranda, un chico había insistido tanto en ligar conmigo que me había dado cuenta, por fin, con mi estúpida autoestima adolescente, que le podía gustar a alguien más que aquel cárcel de chico que era mi ex. Vale, el chico en cuestión que me había permitido darme cuenta era el típico chaval que se tatúa el nombre en un abecedario que no sabe utilizar y de manera equivocada (de manera que en su pierna ponía FRLP y no FRAN, aunque nunca tuve el corazón de decírselo  y no era exactamente a lo que yo aspiraba, pero cumplió su función en el mundo como todas las criaturas. Me hizo darme cuenta que había un mundo de personas ahí fuera y que no era tan horrible como para sólo gustarle a una persona.
A partir de ahí mi vida cambió. Me fui escapando de la cárcel que era entonces mi novio, centrándome en mis estudios y mis amigas, y por fin, logré el valor para plasmar en palabras aquellos sentimientos que llevaba aguantándome dentro y no le había expresado a mi entonces mejor amigo y ahora maravilloso novio, Adrián.
Cuando me bebí ese capuchino sentada en este mismo banco, hace un año, mi vida era un puto lío. Ahora me considero realmente afortunada y feliz, rodeada de gente maravillosa que me quiere por como soy.
Parece una tontería, pero es alucinante el poder que tiene un café para cambiar tu vida,¿verdad?

Esto lo escribo desde la misma cafetería. Me gusta la idea de ser una escritora de esas que se pasan el día en una cafetería. Todos te miran bien.

PD: Este texto lo escribí hace casi dos semanas, pero al tenerlo en mi netbook que va a velocidades paleonlíticas he tardado en hacerme el ánimo de intentar publicarlo.
Espero que os guste, que os sintáis identificados, que os haga gracia..Que sigáis aguántando mis publicaciones bimensuales tontas, vamos ;)