Se
escuchaba el sonido de la brisa entre las hojas, era el típico
viento otoñal. El cemento lleno de hojas muertas y algunos pequeños
charcos. Noviembre, dulce noviembre. La lluvia se lleva todo lo malo
por esas calles naranjas en otoño, es un hecho conocido. Para eso
está el otoño, esa mágica estación de cambio, ¿verdad? Para
llevarse lo malo, las hojas muertas, lo que sobra. Duele pero
desaparece. Y cuando llega el invierno el dolor es solo una pequeña
cicatriz que algún día se curará, pero eso no importa porque las
cosas han cambiado. Perdura lo bueno, lo que realmente vale la pena.
En
esa pequeña habitación iluminada únicamente por la débil luz
anaranjada de una pequeña vela rosa apareció otra luz, la luz
blanca de una pantalla. Se perciben unas manos que teclean velozmente
y la cara de una joven, una joven que sueña con un otoño que se
llevará lo malo y le dejará con únicamente lo valioso.
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